domingo, 9 de enero de 2011

¿Podemos ser nuestros dueños?

Enero, 2011. Laura A. Montilla, Luis Arocha Mariño
Los esfuerzos por disponer de una visión totalizadora de la realidad han sido loables y rendidores, ya que proporcionan seguridad, precisión, sencillez, eficacia y comodidad. Las sistematizaciones que logró I. Newton en su célebre Principia Mathematica (Newton, 1982), permitieron un enorme avance hasta finales del siglo XIX, cuando el estudio de los macro y micromundos contradijeron y ampliaron sus observaciones y postulados. Luego, y muy especialmente en el llamado “Círculo de Viena” (Reale, 2010), los bríos se dirigieron a lograr una teoría única para todo el campo del conocimiento, utilizando recursos de las lógicas y las matemáticas, los cuales no arrojaron los resultados deseados. Actualmente, continúan filósofos, físicos y matemáticos trabajando en esa dirección.
No ha sido diferente en el caso específico de la experiencia humana. El Psicoanálisis (Freud, 1967), la Epistemología Genética (Piaget, 1977) y cientos de escuelas actuales de psicología y sociología intentan dar esa versión simplificada del ser humano para contar con formas precisas de ir tras la soñada vida feliz y armónica que tanto ansiamos. Sin embargo, todo esto cambió a partir de finales de los ochenta del siglo pasado con la declaración de la “década del cerebro”, lo que permitió enormes masas de conocimiento acerca de nuestro sistema nervioso central como asiento fundamental de la experiencia humana. Gracias a la disponibilidad de modernos aparatos que permiten el seguimiento del cerebro en acción, ya no quedan dudas de que para que algo humano se dé, es indispensable que algún cerebro lo procese. Así, surgió la necesidad de conocer y dominar las funciones cerebrales para actuar en la realidad con mayor precisión, desde la ciencia cognitiva (Hierro-Pescador, 2005) hasta el Neuromarketing (Braidot, 2000).



Los autores, inspirados en las propiedades codificadoras del cerebro (Eco, 1990), el conocimiento de las neurociencias y la revisión sistemática de más de 200 modelos, teorías y técnicas de cambio humano positivo, lograron desarrollar una aproximación única, sencilla y práctica acerca del estudio, comprensión y transformación positiva del ser humano, basada en la singularidad de codificación que cada cerebro ejecuta. A tal aproximación la denominaron NEUROCODIFICACIÓN DE LA EXPERIENCIA HUMANA (a partir de ahora, NEUROCODEX) y la cual aglutina el mínimo común denominador de las propuestas mencionadas con anterioridad. La proposición, asumida como un programa de investigación teorético-pragmático, consta de dos grandes estructuras:
1. Un modelo explicativo-funcional acerca de cómo trabaja nuestro sistema nervioso central en su relación con cuatro versiones de realidad que contempla el humano: física o extensional; virtual o personal; social o gregaria y espiritual o metafísica. Postulamos que la salud integral es el acoplamiento de las funciones cerebrales (percepción-atención, representaciones de pensamientos, emociones, sentimientos y acciones) a la contextualización de esas cuatro realidades.
2. Un modelo pragmático, dirigido al cambio humano verificable, modificable y susceptible de supervisión. Para su desarrollo, actualmente contemplamos cuatro vías de trabajo: educación o formación ciudadana; coaching o asistencia para expandir posibilidades; terapia o eliminación del sufrimiento y desarrollo existencial o búsqueda de nuevos desarrollos humanos. Disponemos de una ecuación de influencia con integridad para el manejo de las relaciones de cambio, una heurística de entrenamiento-aplicación y una caja de herramientas transformativas que contiene técnicas y maniobras específicas para hacer factible el cambio positivo.
Una versión detallada del modelo NEUROCODEX lo encontramos en (Montilla, 2009)
De esta forma conseguimos un modelo único, dinámico, explicativo y práctico a la vez, acerca de por qué, cómo y para qué el ser humano lleva a cabo cuanto desea y sueña, convirtiéndolo en una valiosa oportunidad para lograr lo que anhelamos, mediante la oportunidad que nos ofrece el conocimiento científico, humanístico y ético. En nuestras manos está aprovechar esta posibilidad: se trata de utilizar las herramientas de transformación propia y del entorno que el propio pensamiento humano logró, ya que por primera vez en la historia sabemos cómo hacerlo.

Bibliografía citada:
1. Newton, Isaac (1982): Principios matemáticos de la filosofía natural y su sistema del mundo, Ed. Nacional, Madrid.
2. Reale, Giovanni y D. Antíseri (2010): Historia de la filosofía, vol. 7, p.p. 191-96.
3. Freud, S. (1967): Obras completas, Biblioteca Nueva, Madrid.
4. Piaget, Jean (1977): La epistemología genética, A. Redondo, Barcelona.
5. Hierro-Pescador, José (2005): Filosofía de la mente y de la ciencia cognitiva, Akal, Madrid.
6. Braidot, Néstor (2000): Neuromarketing, Gestión, B.A.
7. Eco, Umberto (1990): Tratado de semiótica general, Lumen, Barcelona.
8. Montilla, Laura A. y L. Arocha (2009): Ten la vida que quieres y te mereces con NEUROCODEX, ILACOT, Caracas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario