Recuerdo el caso de uno en particular,
referido por un cardiólogo amigo, quien manifestó al preguntarle en qué
específicamente podíamos ayudarlo: “fui el ejecutivo del año, me gané un importante aumento de sueldo y cargo, y además, me gané un infarto”.
La actual crisis mundial tiene entre sus
orígenes un error histórico cometido por importantes empresas que, a
partir de los años ochenta del siglo pasado fundamentalmente,
invirtieron la relación servicio-ganancias, dándole a estas últimas la
jerarquía mayor en cuanto a las metas prioritarias de las
organizaciones. El dicho “las empresas están para producir dinero y los ejecutivos están para hacerle ganar dinero a los empresarios”
fue el grito de guerra que el movimiento llamado por algunos
“Yuppiesmo” impuso durante estas tres décadas, trayendo como
consecuencia un irrespeto y descuido por lo esencial de la vida humana:
equilibrio entre el trabajo, lo personal, el entretenimiento, lo
familiar, lo social y lo espiritual. Gerentes, empleados, obreros y
luego los mismos directivos y empresarios fueron cayendo en esta locura
social, la que hoy explota bajo la figura de las burbujas
delincuenciales económicas, producto de la creencia derivada de “ganar dinero como sea”.
Una pérdida de valores que incluyen el equilibrio y la equidad social
fue el rasgo característico de esta terrible jornada que no termina de
morir, pues observamos cómo todavía, en el mundo del coaching ejecutivo
inclusive, se hacen esfuerzos adaptativos a esta insana costumbre. Se
pretende que los ejecutivos mantengan esa olla de presión en su interior
y sobre sus empleados con el fin de que se hagan más productivos
económicamente en su desempeño, obviando todo el conjunto de necesidades
señaladas más arriba, lo que contribuye al mito del estrés
indispensable para destacar, sin tomar en cuenta las consecuencias
graves para la salud y el bienestar que acarrea, hasta tal punto que
está siendo denominado la endemia del siglo XXI.
Estamos convencidos que nuestro papel
como coachs y terapeutas está lejos de contribuir a esta locura social,
sino más bien abrir puertas a un equilibrio extraviado: Las empresas
están para producir excelentes productos y prestar excelentes servicios
a la comunidad y, además, por qué no, ganar dinero, entre otras razones
para adquirir productos y servicios de calidad en la competencia. Por
ello, el Coaching NeuroIntegrativo está dirigido a buscar un equilibrio
ecológico entre los ejecutivos, empresarios, la familia, la sociedad y
todo aquello que se atiene a las necesidades humanas integrales de
nuestros consultantes, mediante negociaciones claras, honestas y
cálidamente abiertas a la búsqueda de un mundo más vivible para todos
los que transitamos por el planeta.
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